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En los últimos 4 años, los escolares han tenido 97 semanas de clases perdidas, estamos hablando de dos años y medio de escolaridad. El Gobierno trabaja en un plan de reactivación educativa, pero si los niños, niñas y jóvenes no van a clases, dicho plan no tendrá impacto.

La evidencia nos muestra que los estudiantes con ausentismo crónico, es decir, quienes faltan más de un mes de clases al año, tienden a tener mayores probabilidades en el futuro de tener peores sueldos, mayores periodos de cesantía, más inestabilidad laboral e incluso más probabilidades de caer en la delincuencia que aquellos estudiantes que tienen asistencia regular.

Los estudiantes con ausentismo crónico también pueden duplicar e incluso triplicar las probabilidades de abandonar el colegio y salir del sistema.

Por eso llamamos a las familias a no perder tiempo, a que nos comprometamos con la asistencia.

La invitación es que nos juguemos todas las cartas en este inicio de año, ya que cada día cuenta para el futuro de nuestros jóvenes.

 

Rebeca Molina
Directora ejecutiva
Fundación Educacional Presente