Los últimos 4 años los estudiantes chilenos perdieron hasta dos años y medio de escolaridad.
1 de cada 2 estudiantes chilenos presentó ausentismo crónico en 2022. Se consideran ausentes crónicos aquellos jóvenes que faltan más del 10% de los días de clases del año.
Si nos enfocamos en el mes de marzo, que es el mes donde se logra la mejor asistencia de todo el año, el 2022 el promedio de asistencia en dicho mes fue de tan solo un 82,9%, casi 10 puntos menor al promedio de los años previos a la pandemia (91,5%).
“No hay tiempo que perder. Si no queremos repetir el alto nivel de ausentismo escolar alcanzado el año pasado, tenemos que lograr al menos un 91% de asistencia en marzo. Los niños y niñas tienen que ir a clases ya”, así de categórica es Rebeca Molina, directora ejecutiva de Fundación Educacional Presente, organización que desde hace casi una década ha asesorado a colegios públicos y privados implementando estrategias para reducir el ausentismo escolar.
Investigaciones nacionales e internacionales muestran que existe un patrón claro que se presenta todos los años: marzo es el mes en que los ausentes crónicos (aquellos que faltan más del 10% de los días de clases del año) tienen un mayor porcentaje de asistencia, porcentaje que va disminuyendo con el paso del año escolar.
“Marzo es un mes clave, pues la asistencia en el primer mes de clases permite predecir la del resto del año. Esto significa que podemos detectar desde marzo mismo cuáles serán los y las estudiantes que debemos apoyar para que se mantengan vinculados al colegio, lo que nos permite ser más oportunos”, señala Rebeca Molina.
La evidencia muestra que los estudiantes con ausentismo crónico tienden a tener mayores probabilidades en el futuro de tener peores sueldos, mayores periodos de cesantía, más inestabilidad laboral e incluso más probabilidades de caer en la delincuencia que aquellos estudiantes que tienen asistencia regular. Asimismo, los estudiantes con ausentismo crónico también pueden duplicar e incluso triplicar las probabilidades de desertar, es decir, de abandonar el colegio y salir del sistema.
En la última década, un 30% de los escolares de nuestro país presentaba ausentismo crónico. Hoy, tras la pandemia, esta cifra se duplicó, lo que significa que alrededor de 1.600.000 estudiantes perdió al menos un mes de clases el año 2022.
Estas cifras reflejan cómo el ausentismo se ha vuelto uno de los principales desafíos del sistema educativo a nivel nacional.
“Es crucial comenzar a trabajar con los estudiantes que faltan desde el inicio, porque después va a ser más difícil sensibilizarlos y retenerlos. Si tomamos acciones en mayo, junio, o diciembre, que es el mes donde se alcanza la cifra de ausentismo más alta en todo Chile, hay muchos jóvenes que ya van a haber dejado el colegio” enfatiza la experta en asistencia escolar.
Paulette Elsidieh, psicóloga y coordinadora del Comité de Asistencia de Limache College en la V región, comenta que “hay una mezcla de factores que determina el ausentismo. Hay muchos casos que es falta de motivación del estudiante y de la familia de seguir esta lucha de ir a clases porque por debajo hay un tema cultural de qué importa, si falta un día no pasa nada. La mezcla de lo cultural más la motivación es un factor de riesgo frente al ausentismo crónico”.
Limache College trabaja con Fundación Presente desde hace 2 años y han visto grandes resultados. Respecto del ausentismo, Paulette señala que “a pesar de todo el esfuerzo que pone toda la gente que trabaja en el colegio, -porque no son solamente los profesores- los papás no llevan a los niños a clases, es por esto que necesitamos trabajar en nuestra cultura de que estar presentes en el colegio, y cada día, genera un impacto”.
Para los establecimientos que quieren solucionar esta problemática, Rebeca Molina sugiere lo mismo que realizan con los colegios que son asesorados por la Fundación: “lo primero es identificar cuántos estudiantes del colegio están faltando más de la cuenta. Si tomamos el indicador de ausentismo crónico, tenemos que mirar qué estudiantes el año pasado faltaron un 10% o más de los días de clases. Esto nos va a permitir comprender la magnitud del problema en nuestro colegio”.
Y para atacar el problema de raíz, Fundación Presente recomienda conformar un comité multidisciplinario donde estén representados los distintos estamentos del colegio, para de esta manera lograr tener distintas miradas al mismo problema.
Es fundamental generar conciencia de la importancia de la asistencia escolar en los equipos educativos y directivos, en los apoderados y en los estudiantes. “Todos queremos el bien de los y las estudiantes, pero no siempre sabemos lo relevante que es la asistencia para su bienestar o el daño que puede generar su ausentismo. No podemos limitarnos a resolver las dificultades a la asistencia; debemos prevenir, eso significa comenzar por informar y sensibilizar”, sostiene Molina.
Por último, Fundación Presente recomienda identificar las causas que hay detrás del ausentismo, para poder abordarlas según si tienen su origen en barreras para asistir a clases, en una aversión hacia la escuela o en falta de valoración por la misma. “Obviamente, y como toda intervención con foco en los estudiantes, debemos seguir un proceso de mejora continua, en el que implementamos las acciones, evaluamos si hay mejoras y ajustamos la estrategia para lograr mejores resultados”.
- El 2019 se suspendieron 8 semanas de clases por consecuencia del paro de profesores y 8 más a causa del estallido social.
- En 2020 y 2021, los colegios se vieron obligaron a cerrar sus puertas debido a la pandemia. Si bien los equipos se adaptaron para hacer clases a distancia, en el caso de muchos establecimientos, este proceso fue lento y dejó a miles de estudiantes sin acceso a la educación durante muchos meses.
- Así, entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 se sumaron 77 semanas de cierre: 14 de cierre total y 63 de cierre parcial.
- En 2022 se esperaba volver a la “normalidad”, pero los temores de las familias al contagio de Covid-19, sumado a la falta de hábitos, generaron que al menos un 60% de los y las estudiantes presentara ausentismo crónico, es decir, estuviera ausente al menos un mes de clases a lo largo del año.
- De esta manera llegamos a un total de 97 semanas de clases perdidas, que equivalen a 24 meses, es decir, dos años escolares y medio perdidos en los últimos 4 años.